La base para llevar una vida saludable es llevar una alimentación balanceada. Para esto es necesario que comas ¡un poco de todo! Pero también es cierto que hay determinados nutrientes a los que -muchas veces por ignorancia- se les tiene más miedo que a otros, como las grasas.
A pesar de esto, el cuerpo igualmente las necesita y, en su buena medida, pueden ser grandes aliadas para alcanzar los objetivos que tengas con tu cuerpo. ¿Son buenas las grasas? ¿Hay grasas malas? ¿Todas hacen bien? Hoy vamos a derribar mitos sobre estos controversiales triglicéridos y te enseñamos a incorporar grasas saludables a tu alimentación.
Afortunadamente, cada vez más personas se interesan por llevar una vida saludable, por incorporar buenos hábitos, por comer mejor, reducir el estrés, etc. Lo positivo de esto es que, a medida que crece el interés, también crecen las fuentes de información que ayudan a desterrar mitos asociados a ciertos alimentos, o simplemente ayudan a traer a la mesa debates históricos. Uno de ellos, el que nos interesa hoy, es el de las grasas en la alimentación.
Durante mucho tiempo se sostuvo que había que eliminar las grasas por completo porque "engordaban".
Si bien las grasas son un tipo de nutriente que se obtiene de los alimentos, la palabra grasa engloba un conjunto MUY DIVERSO de alimentos, en el que no todas los tipos de grasa son iguales. Algunas no son tan provechosas para el cuerpo, pero otras son necesarias para el buen funcionamiento del organismo.
Así que si leíste en Internet que debías desterrar los alimentos con grasas de tu vida, te invitamos a reformular este prejuicio: las grasas pueden ser tus grandes aliadas para alcanzar tus objetivos.
No hay un sólo tipo de grasas. El grupo incluye al menos cinco tipos de "sustancias grasosas" y se comportan de manera diferente dentro del cuerpo. De allí que sea clave entender las características de cada una, para incorporarlas de acuerdo a los propósitos que persigamos en cada momento.
Por un lado, encontramos las grasas saludables, que son indispensables para el funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo, pero NO todas son ESTRICTAMENTE SALUDABLES. Esto depende de la manera en la que afectan nuestro lipemia (o sea, grasas en sangre).
Las podemos clasificar así:
Las monoinsaturadas y poliinsaturadas son las que encontramos en los aceites vegetales como el de oliva, maíz, girasol. También están presentes en los frutos secos, semillas, las aceitunas, la palta, en los pescados grasos como salmón o el atún. Este es el tipo de grasas que NECESITAMOS, en su justísima medida, porque ayudan a disminuir triglicéridos y el colesterol malo. Además, colabora con la vehiculación de vitaminas liposolubles y con las funciones vitales como el mantenimiento de la temperatura.
En el caso de las grasas saturadas, debemos moderar su consumo porque son las responsables de aumentar el colesterol malo. Este tipo de grasas tienen origen animal, como la manteca, los lácteos enteros o las carnes grasas. Mientras que en alimentos suelen estar presentes en galletitas, productos de panadería y golosinas aparentemente saludables (ustedes ya saben cuáles son, ¿no?).
En lo que refiere a las grasas trans, la realidad es que lo ideal sería no consumirlas. Hace unos años la industria prohibió su utilización en los productos alimenticios por sus consecuencias en la salud, porque son grasas modificadas con el objetivo de que sean más estables. Como consecuencia de esto, estas grasas aumentan el colesterol malo y disminuyen el colesterol bueno.
Y finalmente, el colesterol. Esta es una grasa que proviene de los productos de origen animal y también es producido por el hígado: más de la mitad de este tipo de grasas proviene de la síntesis de nuestro propio cuerpo. Es que el cuerpo humano necesita colesterol para producir hormonas, vitamin D (importante para huesos saludables), y bilis (ayuda a tu cuerpo a usar grasas). Sin embargo, podemos manejar lo que proviene de manera externa (regulando el consumo de grasas no tan saludables) o también aumentar su excreción intestinal por medio de una alimentación saludable.
Si venís leyendo nuestro blog, ya podés intuir que nuestra respuesta no será única. De acuerdo al objetivo que tengas, seguramente el plan de alimentación diferirá. Además, hay condicionamientos físicos que también limitarán la ingesta de determinados alimentos.
Parte del porqué se ha demonizado durante mucho tiempo a las grasas tiene que ver con la cantidad de calorías que aporta: un gramo de grasas contiene 9 calorías, más del doble que los carbohidratos (4 kcal) y la proteína (4 kcal). De nuevo, insistimos en que lo más importante a definir es la calidad de esa grasa en ese alimento, que estará supeditada a la meta que persigas.
Pero, en términos generales, se podría definir como un consumo prudente de grasas que las saturadas y las trans no superen el 7% y el 1% respectivamente de las calorías totales.
Como te explicábamos más arriba, más allá de las calorías, todos los tipos de grasas cumplen la función de aportar grasa a nuestra alimentación. Lo que buscamos entender con su clasificación es el efecto que tendrá cada una en nuestro cuerpo. Este buen manejo se consigue gracias a una alimentación saludable y balanceada.
Nosotros podemos ayudarte. En nuestros programas de cambios de hábitos contamos con recetarios creativos que acompañan tu plan nutricional para que puedas lograr tus objetivos, no sólo aprendiendo a medir las porciones que tu cuerpo necesita, sino también incluyendo todos los alimentos esenciales. ¡Te esperamos!.