Seguramente en el último tiempo escuchaste o leíste sobre personas que estaban realizando la famosa dieta Cetogénica, o como mejor se la conoce: dieta Keto. Pero, ¿De qué hablamos cuando hablamos de Keto? Quedate que te cuento de que se trata esta dieta y sí realmente funciona.
Las dietas cetogénicas se encuentran dentro del grupo de lo que llamamos las “dietas low carb”. Los patrones de alimentación Low Carb se basan en la restricción del consumo diario de Hidratos de Carbono, con la premisa de promover adaptaciones que favorezcan una mayor oxidación de ácidos grasos (AG) pero sin entrar en cetosis, estadio en el que se utilizan las grasas como principal fuente de energía.
Dentro de este grupo se encuentra la famosa dieta cetogénica, en la cual se promueve una restricción más severa de hidratos de carbono con el objetivo de lograr un estado de cetosis crónica. Por lo general se caracteriza por un plan nutricional con un contenido menor al 5% en forma de carbohidratos (menos de 50 gr/día) , 15-20% de proteínas y 75-80% de grasas.
Esto significa que el patrón alimentario de las personas que eligen llevar adelante esta alimentación prácticamente no permite comer frutas y sólo algunos vegetales “permitidos” para poder mantener la baja ingesta de carbohidratos.
Este abordaje nutricional se fundamenta en el Modelo Carbohidrato Insulina (CIM), donde se responsabilizan a los hidratos de carbono como el motor principal de la obesidad argumentando que al consumirse este macronutriente se eleva la insulina, lo que genera una respuesta anabólica en el tejido adiposo. Por esta razón se planteó el abordaje de la dieta cetogénica como la solución al problema mundial de la obesidad. Dicho así suena fabuloso, pero ¿es esto cierto?.
Ojalá fuese cierto, ¿no? ¡realmente hubiésemos acabado con un problema de salud pública que nos preocupa a todos! Sin embargo, los postulados del CIM fueron refutados en un trabajo de Kevin Hall, además de metaanálisis recientes, ya que al comparar los efectos de las dietas bajas en carbohidratos versus las dietas altas en carbohidratos, tomándose estudios que emparejaban calorías y proteínas, se observó una mayor pérdida de grasa y una mayor gasto calórico a favor de las dietas altas en hidratos de carbono.
La respuesta correcta es un NI, es decir, depende. El éxito de toda intervención nutricional para lograr un objetivo, como por ejemplo perder grasa, depende de la adherencia. El problema de la mayoría de estas dietas es considerar que una forma de alimentación debe ser impuesta para todos, y que a todos les sirve “lo mismo”. Tal como los requerimientos son individuales, la adherencia también es individual, no existe una única forma de lograr un resultado.
Existen muchos factores que van más allá del criterio profesional, o cuestiones meramente nutricionales, que determinan que un paciente pueda conseguir un resultado o no.
Además, un plan de alimentación para bajar grasa corporal puede ser exactamente el mismo desde lo conceptual (calidad nutricional) que una alimentación orientada para aumentar la masa muscular. Lo que cambia entre ellas, son las porciones. Al igual que historia, experiencia, elecciones, o hábitos actuales del paciente.
Lo que funciona o no, es aquello que a vos, te permita adherir, aplicar, ser consistente y constante, esa es la mejor fórmula para cada uno, y esto es individual.
En general, las dietas basadas en restricciones tienen un mayor porcentaje de fracaso dado que la adherencia suele ser más baja, por el deseo incontrolable de comer todo aquello “prohibido” o restringido, generando malestar emocional y mental. Restringir/aguantar sólo crea un eterno círculo vicioso … prohibición > deseo excesivo > no poder controlar > impulso por todo (acá no hay grises). Algunas consecuencias de ello son:
- El efecto rebote: bajar 10 kg en sólo 2 meses, y recuperarlos al mes siguiente.
- El deseo DESESPERADO por ese dulce a la noche, eso qué hace que queramos comer un pote de dulce de leche en sólo minutos.
- El picoteo de cualquier cosa a cualquier hora.
En cambio cuando no consideramos alimentos buenos o malos, y aprendemos a flexibilizar la alimentación, en la gran mayoría de las personas se eleva exponencialmente la capacidad para manejarlo y lograr adherencia.
Por eso, te recomiendo apostar a un cambio de hábitos basado en una alimentación flexible sin prohibiciones, aprendiendo a transitar el día comiendo de todo, para que nuestro cuerpo reciba todo lo que necesita, tanto físico mental y emocionalmente.
Somos un grupo de profesionales, tres disciplinas unidas (nutricionistas, entrenadores y psicólogos), para cambiar los hábitos de las personas con el fin de ayudarles a conseguir un estilo de vida saludable.
Mediante nuestros programas online de cambio de hábitos buscamos de manera integral e interdisciplinaria cambiar / construir hábitos nutricionales y/o de entrenamiento desde una mirada completa, entendiendo al humano como un ser social y emocional con tiempos y necesidades únicas.
Si querés aprender a lograr tus objetivos, te esperamos, podemos acompañarte.